El Viaje del Explorador
Lo que nos define no es lo que logramos, sino cómo lo logramos o, al menos, lo intentamos lograr.
Me han pedido que cuente cuál ha sido mi viaje hasta llegar al Explorer; qué relojes he valorado y qué pienso de las distintas alternativas.
Empezando a viajar sin saber a donde.
Empezar por el principio: Mi más reciente interés por los relojes, que siempre me han gustado, fue con la película Interestellar con el Hamilton Murph que me llevó al Hamilton Khaki Field Automatic en 42mm.
Fue comprado por impulso por puro aspecto. Luego conocí a TGV mientras buscaba un reloj de buceo (Orient vs SKX).
Me picó el gusanillo y entonces redescubrí el Explorer. Digo redescubrir porque ya lo conocía. Unos años atrás me ofrecieron un Explorer de 39mm por, creo recordar, 4.000 euros (con posibilidad de un pequeño descuento sobre precio de venta al público si me decidía a comprarlo ¡cómo han cambiado las cosas!).
La realización de lo que quería: El Rolex Explorer.
Todo se conectó y empecé a ver con detalle el viejo 114270, el 124270, etc. Lo más parecido al Rolex 1016.
Supe entonces que el reloj de mis sueños era el Explorer, el 1016 y en adelante. Como el 1016 estaba fuera de la lógica y cualquier sueño de rango de precio, estuve estudiando toda la familia de Rolex más modernos para comprender mejor su naturaleza. De ahí empecé a buscar alternativas a las que se pudiera ajustar mi presupuesto.
El mismo Hamilton podía ser una alternativa pero. No lo lograba, para mi, por el tamaño. Si hubiera comprado el 38mm mi historia sería muy distinta ahora, aunque la cuestionable resistencia al agua seguramente me hubiera hecho buscar otras alternativas también.
Vi el Traska Summiteer ya que no quería un reloj que copiara el diseño del 1016 exactamente. Como venía de EEUU y había tenido malas experiencias con aduanas en España, pasé.
Al principio tenía serias dudas con el tamaño. El Explorer, al parecer, debía tener un tamaño de 36mm aproximadamente si bien en aquel entonces no comprendía el motivo. El tamaño que me parecía interesante sería entorno a los 38mm, pero tenía dudas de si 36 sería lo correcto, y más para mi que soy bastante alto.
Otro firme candidato fue el Tudor Ranger Heritage, que incluso me pude probar en un viaje a Nueva York. Si hubiera tenido el dinero seguramente lo hubiera comprado. Después de tener relojes más pequeños el tamaño de Ranger actual, de 41mm de diámetro de caja, se me antojaba demasiado grande. Sin embargo me sigue pareciendo una gran alternativa al Explorer de Rolex.
El error de confiar en Timefactors.
Entonces vi un reloj que me llamó mucho la atención, el Smiths Everest, una copia directa del diseño del Rolex 1016. Me pareció una interesante opción, no excesivamente cara, para probar el tamaño y el diseño.
Pero no era el único, también estaba el Sinn 556A, bastante más caro y con fecha.
Estaba empezando a ahorrar para el Sinn 556 cuando me crucé con un Smiths de Timefactors de segunda mano a un precio más que correcto y lo compré. Una vez me lo probé, todas mis dudas sobre el tamaño no sólo desaparecieron sino que este tamaño se convirtió en mi favorito para reloj de campo, montaña y exploración.
Sin embargo tenía muchas dudas. Seguía queriendo algo que fuera original, no una copia de diseño directa, y que tuviera su propia historia y no una prestada, o mejor dicho, comprada en forma de compra de una mítica marca. El Sinn 556A me seguía tentando por ser un reloj con una marcada orientación a la utilidad pura y dura.
Cuando una nueva compra de un reloj de Timefactors fue catastróficamente mal y preferí vender el Everest a seguir recordando la peor experiencia de usuario que he tenido la desgracia de vivir, sentí que, de alguna manera, volvía a la casilla de salida.
A veces hay que echar marcha atrás y buscar una senda mejor.
El Seiko Alpinist siempre había sido comentado como una gran alternativa económica al Explorer. De hecho era, y sigue siendo, extremadamente tentador, pero ya empezaba a ser difícil de conseguir y no tenía tanto el aire de Explorer que tanto me gustaba. Era, tal vez demasiado, su propia cosa. ¿Tal vez? Creo que es más que una alternativa es un sólido competidor como reloj herramienta.
Mientras seguía buscando recordé que en un foro alguien dijo que el Smiths de Timefactors era una copia de un «Caravelle» y ese recuerdo me llevó a investigar un poco el tema. Entre los Caravelle había uno que sí que tenía un aspecto que recordaba al Explorer, o mejor, al Commando de Rolex. Finalmente encontré un Caravelle SeaHunter DevilsDiver 666 a precio que pude negociar. Menos mal, pues dejé pasar un Alpinist y tras eso los precios se han vuelto locos.
El problema del Caravelle es que es vintage, no es buena idea meterlo en el agua, y no tiene corona roscada, ya que tampoco es automático y hay que dar cuerda cada algo menos de dos días. En resumen, se trata de un reloj «vintage» y, por lo tanto, delicado que si bien se parece mucho al Explorer 1016, se debe tratar con tanto cuidado como un original Explorer de la época, aunque sea mucho más económico, claro.
Es un reloj precioso que ojalá Caravelle hiciera de nuevo en automático y con corona roscada. De todos modos me encanta este reloj y es de mis favoritos sin duda alguna.
Competidores, homenajes reales: Seiko y Traska.
Así que tras el fiasco de Timefactors seguía sin un reloj de pura exploración. Mientras los precios del SARB017 subían y el Alpinist SB (sin brújula) no acababa de convencerme en aquel momento, el que me compró el Smiths me habló de Lorier, estaba buscando uno de buceo, y como fue tan bien la compra y el paso de aduanas, por fin, me volví a mirar a Traska
Compré mi primer Traska en color negro, más grande que el Explorer de 36mm por lo que yo seguía deseando uno de 36mm, Pensé en el Commuter, el que creo es una gran alternativa también.
La sorpresa de las sendas: Ocurre lo que sólo podía soñar.
Fue más o menos entonces que todo se alineó para que pudiera comprar el Rolex Explorer 124270. El año pasado estaba esperando que Tudor sacara su nuevo Ranger en 37-38mm pero no fue así. La sorpresa la dio, como no, Rolex, volviendo al tamaño original de 36mm. Mi destino estaba sellado.
Ahora he comprado también el Traska Summiter V3 en verde y el Traska Commuter V2 para mi mujer tras descubrir que la marca hizo caso de algunas de las sugerencias que hice en mis análisis. Ambos relojes son sólidas, nunca mejor dicho, alternativas al Explorer, ya que éstos son mucho más difíciles de rayar.
Mantengo el Sea Hunter y he comprado otro para reparar y tengo curiosidad por probar la copia de diseño de San Martin, que por experiencia es marca de gran calidad aunque pobres diseños. La nueva copia de diseño del Explorer, sin embargo, tiene elementos claramente interesantes que hacen que se parezca algo más a un homenaje real, sin serlo y sea comprensible, al menos, probarlo. Al menos parecen más honestos que otras marcas como Timefactors que compraron una marca, Smiths, con el único afán de dar una capa de credibilidad y justificación a sus copias directas de diseños populares.
Y veremos qué tiene Tudor que ofrecer en el futuro si se decide de una vez a volver a dar vida al Ranger en un tamaño más versátil, como 38mm por ejemplo.
La exploración nunca acaba. Hay relojes magníficos ahí fuera.
Bonus, mientras buscaba un GMT y la búsqueda de alternativas al Explorer nunca acaba, me crucé con un Bell & Ross vintage que puede ser una interesante alternativa. Además, ahora he visto el Longines de 37mm que me parece la mejor alternativa actual gracias al tamaño y calidad. Otro tanto ocurre con el Christopher Ward C63 Sealander. De hecho la marca británica hace honor a esta inspiración de los exploradores de Rolex.
Otro reloj que valoré en su día, y quiero mencionar también, es el Cincinnatus Field de Cincinnati Watch Company que me pareció interesante tanto por precio como por diseño.
Conclusión:
Nunca imaginé que podría llegar a estar en la posición de comprar el Explorer, y desde esta situación de privilegio, supongo, puedo decir que el viaje ha sido, e incluso está siendo, tan interesante como intenso y gratificador. Creo que incluso los malos momentos vividos con Timefactors me han ayudado a comprender mejor mis gustos, a ser más honesto conmigo mismo, a no engañarme llamando homenaje lo que no es sino una copia de diseño. Por el camino he tenido el honor de tener y probar magníficos relojes, cada uno con auténtico espíritu de explorador y conocer gente extraordinaria con magníficos consejos.
Creo que si tuviera que prescindir del Explorer por cualquier motivo, podría tener casi cualquiera de los que he tenido o valorado como dignas alternativas y legítimos relojes para la aventuar. Porque no olvidemos nunca que ningún reloj es perfecto y que el reloj no hace a la persona. La persona, con sus acciones, hace que pueda asociar memorias indelebles a esas delicadas y sorprendentes máquinas. Dispositivos que llevamos cada día en la muñeca y nos recuerdan que el tiempo vuela y debemos hacer lo mejor de él mientras nos sea posible.
Lo mejor del viaje del explorador es descubrir que aunque el reloj se puede llamar Explorer, el explorador es la persona. Y explorar es algo que hacemos cada día que somos curiosos y queremos aprender una cosa nueva más; llevemos el reloj que llevemos puesto.
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